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The Leie River has been enlarged and modified to allow bigger barge traffic. This is at the origin of the transformation that their margins have experienced in recent years as it passes through the city of Kortrijk.

These interventions have been used by the city to bring changes that go beyond the strict river traffic needs in order to promote urban renewal in the surroundings. A renovation that involves both local objectives, that are borne by improvements in the city itself, and metropolitan objectives, allowing anchor to a territory that goes beyond the city administrative boundaries.

The north side of the river is a loose residential area with some big plots for reuse or transformation. On its south side lies the island of Buda, just separated from the historical center by a secondary arm of the river, and which houses various cultural activities and services.

Our work, conducted jointly with Leiedal, has focused, so far, on two significant parts: Diksmuidekaai and Buda Beach. The first is located on the north bank and the second on the south bank. The vocation of the two is completely different.

The first one, Diksmuidekaai, aims to become a backbone that articulates the whole city north of the river, becomes the basis for future settlements and articulates the city of Kortrijk with nearby towns. It is a model that, after an initial implementation in a segment of about 800 meters, has been used in other stretches west of the first one and will continue to be used to configure the entire urban river front.

It is organized as a linear space with a single pavement (concrete with additives of an earthy color) that subtly separates users through street furniture (benches, bollards and bins) so that it can be shared without too much conflict and create continuity to the whole space between the building facades and the river.

The second one, Buda Beach, is one of the episodes doting the south river bank to form a sequence of public spaces that provide facilities to the more established areas of the city.

This is a landscaped area, intended for leisure, allowing use as a summer beach by providing temporary sand. It is designed as an undulating terrain with large green slopes down from the street to the river that serves as a starting point for the pedestrian bridge that links both sides of it. At the point where the Ijzerkaai bridge reaches the start of the pedestrian bridge, there is a platform under which there is a small building which houses the bar and the public services.

The success of the transformation is obvious to everyone who is familiar with Kortrijk. The banks of the river, once "behind" the city, have acquired new “centrality” values, with many interested developers and where a growing number of businesses and housing are settling, which contributes to the orderly development of the city.

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La ampliación y modificación de trazado del río Leie para permitir la circulación de barcazas de mayor calado está en el origen de la transformación que sus márgenes han experimentado en estos últimos años a su paso por la ciudad de Kortrijk. 

Dichas intervenciones han sido aprovechadas por la ciudad para plantear cambios que vayan más allá de las necesidades de circulación fluvial y redunden en beneficio de una renovación urbana del entorno. Una renovación que comporta tanto objetivos locales, que revierten en mejoras para la propia ciudad, como otros de metropolitanos, que permiten anclarla a un territorio que supera sus límites administrativos.

El lado norte del río lo constituye un territorio vagamente residencial con algunas grandes piezas a reutilizar o transformar. En su lado sur se encuentra la isla de Buda, apenas separada del centro histórico por un brazo secundario del propio río, y donde se alojan diversas actividades culturales y de servicios.

Nuestros trabajos, realizados conjuntamente con Leiedal, se han centrado, hasta el momento, en dos piezas significativas: Diksmuidekaai y Buda Beach. La primera se encuentra en la orilla norte y la segunda en la orilla sur. La vocación de ambas es completamente distinta.

La primera, Diksmuidekaai, tiene como objetivo constituirse en una espina que articule el conjunto del territorio de la ciudad al norte del río, sirva de base para futuros asentamientos y articule la propia ciudad de Kortrijk con las ciudades del entorno. Constituye un modelo que, tras una primera implantación en un segmento de unos 800 metros, se ha utilizado en otros tramos situados al oeste del primero y seguirá utilizándose hasta configurar todo el frente urbano al río.

Se organiza como un espacio lineal con un único pavimento (hormigón con aditivos que le confieren un color terroso) que separa los usuarios de manera sutil a través de la utilización del mobiliario urbano (bancos, balizas y papeleras) de manera que éstos puedan compartirlo sin entrar en conflicto y dando continuidad a todo el espacio disponible entre las fachadas de los edificios y el río.

La segunda, Buda Beach, constituye uno de los episodios con los que se ha decidido puntuar la ribera sur a fin de constituir una secuencia de espacios públicos que equipen diversamente las zonas más consolidadas de la ciudad.

Se trata de un espacio paisajístico, destinado al ocio, que permite la utilización como playa en verano previa aportación temporal de arena. Se configura como un terreno ondulante, con amplios taludes verdes que bajan desde la calle hasta las orillas del río, y sirve de punto de partida para el puente peatonal que enlaza ambos lados de éste. En el encuentro entre éste y el Ijzerkaai se crea una plataforma bajo la cual se aloja un pequeño edificio donde se ubican el bar y los servicios públicos.

El éxito de la transformación salta a la vista para todos los que conozcan Kortrijk. La ribera del río, antes un lugar “detrás” de la ciudad, ha pasado a adquirir valores de centralidad, con multitud de promotores interesados en ella y donde se implanta un número creciente de negocios y viviendas que contribuyen al desarrollo ordenado de la ciudad.